Madres 8

 Madres 8

Nada resultaba fácil. El control cercaba cualquier atisbo. A Marcia la vigilaban de cerca. Su insistente viajar al mismo lugar les hacía sospechar. 

Siempre en quien más confías es en quien deberías desconfiar.

Era fácil acceder a ella. Su madre no había manifestado interés sexual, pero ella era muy activa. Eso le llevaba a dar entrada en su vida a cualquiera que le estimulara. Ni siquiera su edad había hecho mella en sus impulsos, al contrario. Los años le habían hecho conocedora de sus más íntimos deseos.

No se emparejaba. Mantenía esas relaciones mientras duraba el impulso mutuo de atracción y deseo, y posteriormente solía mantener una relación cordial. No tenía intimidad física con sus amigos más próximos. Con ellos era distinto, no se activaba lo carnal. Tenían mucho que compartir. Entre ellos el trato era familiar. 

Laila intervino las mentes de esas personas que la rodeaban. Al hacerlo captó interferencias en una. Era joven. Informó de ello. Se pudo trazar su rastro. Era la que vigilaba de cerca a Marcia, sin que ésta advirtiera sus intenciones.

Aunque nunca confiaba plenamente, con ella había sido menos suspicaz. Nia era muy jovencita cuando se conocieron. Era la nieta de Ania, una de sus viejas amigas.

Ania, como ella, tenía madre prestada y participaba de una cultura similar, al alcance del sector social en que se movían. Habían trabajado en el mismo equipo profesional durante un largo periodo. De eso venía su amistad. A la madre de Nia la conocía. Podía decirse que desde siempre. Había sido asignada a su compañera cuando ésta manifestó estar en condiciones de asumir esa maternidad. Muchas veces la había tenido con ella, cuando Ania necesitaba de alguien que la atendiera. Incluso había dormido en su casa. Cuando Nia fue captada como seguidora de ese entorno nadie sospechó. Era una más. No tuvo elección. Su mayor valor era creer en el bien común y no dudar ante ello. Era ojos y oídos. Estaba allí por derecho propio. Tenía su encanto. Se ganaba la confianza de forma natural. No manifestaba opiniones contrarias. Manejaba el debate desde la distancia. Debate es un decir, porque no había esencia en él. La selección genética era muy afinada en ese momento. Se había vaciado de sentimientos individualistas. El mundo no se movía por propagandas consumistas. No era necesario. Cada individuo de esa nueva generación alcanzaba una cierta perfección. No deseaban nada porque ignoraban ese sentimiento. Dormían desconectando. Vivían el instante y reían sin pasión. Eran miembros de la colmena humana. Si se detectaba algún caso fuera de control se le intervenía. No existían conceptos religiosos ni morales. No había almas ni conscientes dudando de la realidad, porque lo real no presentaba grieta alguna. No sabían de otros entornos de niveles distintos. Estaban ajustados a ese ser y estar en que lo necesario estaba a su alcance.

En los niveles mentales de Laila no entraban, porque estaban dentro de unas vibraciones de energía fuera de los sistemas de ese mundo de control.


https://labrysmoom.wordpress.com/2023/04/16/madres-8/

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