Madres 3

 Madres 3


Un tiempo nuevo requiere nuevas estructuras. De un mundo global se pasó a lo local. Los engranajes de la sociedad siempre bajo el control de las mismas sagas familiares. Se había servido el sueño de posibilidad, de que era indiferente cual fuera el origen. Para ello se perdieron las herencias. Se decía que cada nuevo ser pensante, sin importar origen o condición, tendría la misma oportunidad.

Siempre hubo clases. Los de arriba y los de abajo. En ese tiempo, los de uno u otro lado desconocían la existencia de los otros. Todo estaba bajo control. Programado. Sobre todo las relaciones entre las personas. Aparentemente no se les forzaba, pero no había sustitución generacional. De una persona sola o una pareja no se obtenía otro descendiente. El primero y único era suficiente.

Marcia no sabía de su origen. Ella renunció a dejar descendencia. Eso se gratificó dándole mayor sensación de libertad. Ella no sufría el acoso en su hogar. Nunca llamaban a su puerta a altas horas de la noche. Ni a ella ni a otras personas como ella.

Aunque Marcia creyera tener secretos, no los tenía. Todo su mundo estaba monitorizado, incluso sus sueños.

Había réplicas. Cierto. Ella formaba parte de un experimento. Ni su abuela y madres prestadas lo sabían. Era decisivo, porque sino no hubiera funcionado.

Genéticamente estaba unida a ellas. La selección estaba en manos de laboratorios enmascarados en farmacéuticas productoras de medicamentos.

Era fácil tener a la población controlada. Sus registros genéticos eran de su dominio. Se solía hacer cruces para evitar réplicas iguales, pero como ese material era planetario y nuestra Marcia era un buen espécimen se había logrado su copia exacta. Fallaron los cálculos. Nunca debieron cruzarse. Parecía imposible que así fuera. 

Aicram era la otra. Era su espejo, y como tal hablaba en lenguaje inverso. De ella obtendrían las mejores. Habían llegado a mejorar la especie. Su capacidad mental era superior, pero debía evitarse por todos los medios su encuentro. Por ello, cuando se produjo a la otra la trasladaron. Lo hicieron ofreciéndole grandes mejoras. Dado que era joven, pintando la oferta como una aventura altruista la convencieron de inmediato. Iría a un lugar que supusieron Marcia no visitaría. Infravaloraron sus capacidades, porque su unión se fue haciendo cada vez más fuerte, desde el momento en que Aicram recordó viéndose en el espejo, cuando su edad coincidió con la que Marcia tenía en el encuentro real. Las dos desentrañarían las claves para encontrarse.

Encontrarse y saber qué hacer sería un reto.

A Marcia le quedaba poco tiempo. Su línea de vida estaba próxima a su fin. Cuando ella muriera otra niña, con sus genes entraría en juego. Así lo hacían con todas esas personas gestadas en vientres no humanos.

El sistema de incubadoras cubría todo el proceso. 

¿Por qué eran tan importantes para el futuro humano? ¿Jugaban a la creación? En parte sí. La humanidad se había dejado guiar por líderes. Esa sería su función. 


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